30 abril 2012
Ellas, las ineludibles
Karina Sacerdote
Ellas, las ineludibles
se besan en cada encrucijada
se tocan
construyen y destruyen
se aferran la una a la otra
acarician el templado limbo
ellas
se abrazan en cada puente
se desafían
ganan y pierden
apuestan
hoy
jugarán al póquer por mí.
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29 abril 2012
DOMINGO DE VISITAS
Santiago Azar
—Adelante señores, tomen asiento,
aunque no me crean les tengo un enorme respeto.
Hace tanto que los espero y
sin embargo, ahora que aquí los tengo
me viene a tiritar la voz—
—Nosotros también te conocemos hace mucho—
dijeron los muertos que me visitaban.
—hemos sabido de tu nombre en reiteradas ocasiones,
lo han publicado en listas alrededor del mundo,
eres buscado a cambio de una buena recompensa—.
—Y cuál es la recompensa?— les dije.
—No volver a leerte jamás— me dijeron a carcajadas.
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Santiago Azar
17 abril 2012
Diego y los pájaros
Rodolfo Alonso
Desde la hierba
mi pequeño
alza los brazos
hace señas
a los pájaros
los llama
entre grandes silencios.
Entre el mar
y nosotros
hay árboles
y viento
Los pájaros son libres
no lo ven
o se hacen
que no pueden verlo
no vienen
pero andan por ahí
de cualquier modo
Entre ellos
y nosotros
brilla el sol
anda el amor
al aire
¡A la salud
de los pájaros
que es la salud
del universo!
Rodolfo Alonso
Desde la hierba
mi pequeño
alza los brazos
hace señas
a los pájaros
los llama
entre grandes silencios.
Entre el mar
y nosotros
hay árboles
y viento
Los pájaros son libres
no lo ven
o se hacen
que no pueden verlo
no vienen
pero andan por ahí
de cualquier modo
Entre ellos
y nosotros
brilla el sol
anda el amor
al aire
¡A la salud
de los pájaros
que es la salud
del universo!
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Rodolfo Alonso
16 abril 2012
En la brecha
José de Diego y Benitez
Oh desgraciado, si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece;
haz como el árbol seco: Reverdece;
y como el germen enterrado: Late.
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡Crece!
y como el mar contra la roca: ¡Bate !
De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar, como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate! ¡Revuélvete! ¡Resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡Muge!
O como el toro que no muge: ¡Embiste!
José de Diego y Benitez
Oh desgraciado, si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece;
haz como el árbol seco: Reverdece;
y como el germen enterrado: Late.
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡Crece!
y como el mar contra la roca: ¡Bate !
De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar, como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate! ¡Revuélvete! ¡Resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡Muge!
O como el toro que no muge: ¡Embiste!
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15 abril 2012
Imperfectos creadores
Alfredo Lavergne
A partir de nada comienzan el vuelo
Luego desnudos
Inician la acción imaginaria.
Como los autorretratos que inventan alas a sus ángeles
Como la guillotina que hipnotizó a Cagliostro
Como el piano que entró en dos patas a la musicoterapia
Como el norte que imantó a los presidentes de madera
Como los maravillas de la reacción comercial literaria.
Los escritores mienten.
Como el pulpo Como la telaraña.
Como el poeta diplomático
que importó té y como el que bebió en aquella cup.
Alfredo Lavergne
A partir de nada comienzan el vuelo
Luego desnudos
Inician la acción imaginaria.
Como los autorretratos que inventan alas a sus ángeles
Como la guillotina que hipnotizó a Cagliostro
Como el piano que entró en dos patas a la musicoterapia
Como el norte que imantó a los presidentes de madera
Como los maravillas de la reacción comercial literaria.
Los escritores mienten.
Como el pulpo Como la telaraña.
Como el poeta diplomático
que importó té y como el que bebió en aquella cup.
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14 abril 2012
La otra mitad
Laura Yasan
de esta edad no se vuelve
ya no somos artistas promisorias
no es hora de ofrecer
si el botín es fracaso
de esta edad no se vuelve
no hay paga por promesas
algunas
rellenan su matriz para salvarse
criando larvas
se eximen de pensar
con cada menstruación perdemos un bebé
me dijo gaby
yo miré a nuestros hijos morir en el bidet
y acogí los recursos de la histeria
de esta edad no se vuelve
algunas
cavan penosamente en esa tierra
y no alcanza ser fértil todavía
y no alcanza ser joven
no es entregarse al hábito del tiempo
hay que poner un pie del otro lado
Laura Yasan
de esta edad no se vuelve
ya no somos artistas promisorias
no es hora de ofrecer
si el botín es fracaso
de esta edad no se vuelve
no hay paga por promesas
algunas
rellenan su matriz para salvarse
criando larvas
se eximen de pensar
con cada menstruación perdemos un bebé
me dijo gaby
yo miré a nuestros hijos morir en el bidet
y acogí los recursos de la histeria
de esta edad no se vuelve
algunas
cavan penosamente en esa tierra
y no alcanza ser fértil todavía
y no alcanza ser joven
no es entregarse al hábito del tiempo
hay que poner un pie del otro lado
13 abril 2012
Cita
Alberto Angel Montoya
Cómo era de hermoso el albo cuello
al quitarte la marta cibelina.
Cómo era la espalda de divina.
Cómo el hombro en su albor era de bello.
Emuló con sus uñas el destello
del diamante nupcial tu mano fina,
y cayó con la marta cibelina
tu pudor a mis manos desde el cuello.
Te cercaban batistas y pecados
y a un tiempo con tu veste descendía
mi caricia inicial por tus collados.
La tarde aún en tu diamante ardía,
pero al vagar por tus oscuros prados
la noche negra comenzó en tu umbría
Alberto Angel Montoya
Cómo era de hermoso el albo cuello
al quitarte la marta cibelina.
Cómo era la espalda de divina.
Cómo el hombro en su albor era de bello.
Emuló con sus uñas el destello
del diamante nupcial tu mano fina,
y cayó con la marta cibelina
tu pudor a mis manos desde el cuello.
Te cercaban batistas y pecados
y a un tiempo con tu veste descendía
mi caricia inicial por tus collados.
La tarde aún en tu diamante ardía,
pero al vagar por tus oscuros prados
la noche negra comenzó en tu umbría
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Alberto Angel Montoya,
Cita
12 abril 2012
Schöneberg
Marta Pessarrodona
Como siempre, fue un affaire casual:
amistades de amistades, aquí, allá,
en el Norte, en el Sur...
Al principio no me gustas.
Quizá reconozca en ti mis defectos
(¡difícil encuentro entre escorpiones!)
y siempre quiero espejos
de la imagen más perfecta.
Prosigue la noche y el vino blanco,
de una región alemana
que me resulta totalmente extraña.
De repente (mientras «actúas»)
nos encontramos y nos sentimos.
«Treu» es un adjetivo
que acababa de aprender,
y me resulta muy útil para esta velada.
El vino y la noche prosiguen y nos separan.
Queda, sin embargo, mi fidelidad,
temporal y absoluta, a tu cuerpo,
a mi tacto.
Marta Pessarrodona
Como siempre, fue un affaire casual:
amistades de amistades, aquí, allá,
en el Norte, en el Sur...
Al principio no me gustas.
Quizá reconozca en ti mis defectos
(¡difícil encuentro entre escorpiones!)
y siempre quiero espejos
de la imagen más perfecta.
Prosigue la noche y el vino blanco,
de una región alemana
que me resulta totalmente extraña.
De repente (mientras «actúas»)
nos encontramos y nos sentimos.
«Treu» es un adjetivo
que acababa de aprender,
y me resulta muy útil para esta velada.
El vino y la noche prosiguen y nos separan.
Queda, sin embargo, mi fidelidad,
temporal y absoluta, a tu cuerpo,
a mi tacto.
11 abril 2012
ANGÉLICA EN LA NOCHE DE LAS LUCIÉRNAGAS
Rafael Gutierrez
¿Recuerdas Angélica la luciérnaga
que amorosa alumbró nuestros desnudos cuerpos aquella lejana noche?
Ágil, traviesa, ávida, la vimos trazar luminosos círculos concéntricos
en medio de la oscuridad del cuarto.
Después, con la timidez de un cervatillo sediento
bebió mi saliva posándose sobre tu seno aún recién lamido.
¿Comprendes Angélica la metáfora de su vuelo
ahora que la estación de las luciérnagas se ha ido
y que nuestro amor ya no volverá a brillar otra vez?
Rafael Gutierrez
¿Recuerdas Angélica la luciérnaga
que amorosa alumbró nuestros desnudos cuerpos aquella lejana noche?
Ágil, traviesa, ávida, la vimos trazar luminosos círculos concéntricos
en medio de la oscuridad del cuarto.
Después, con la timidez de un cervatillo sediento
bebió mi saliva posándose sobre tu seno aún recién lamido.
¿Comprendes Angélica la metáfora de su vuelo
ahora que la estación de las luciérnagas se ha ido
y que nuestro amor ya no volverá a brillar otra vez?
10 abril 2012
Epigramas (1)
Rafael Alcides Pérez
Los pactos entre bandidos y caballeros no funcionan
y llevan a la cárcel al caballero.
El bandido nunca se hará caballero
pero el caballero termina convirtiéndose en bandido.
Rafael Alcides Pérez
Los pactos entre bandidos y caballeros no funcionan
y llevan a la cárcel al caballero.
El bandido nunca se hará caballero
pero el caballero termina convirtiéndose en bandido.
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epigramas (1),
Rafael Alcides Pérez
Somos el cuchillo sangriento...
Javier Payeras
somos el cuchillo sangriento
bajo la pelota radiante
unos charlatanes condecorados
unos condones rotos
unos zapatos sucios
la eme amarilla
la danza del venado y el whisky
menos que un morfema
fonema punto
una araña
un minuto
la españa equivocada
el dolor en la cancha
el toillet del mundo
la uretra de américa
somos los escombros
somos la herencia
somos la posguerra
Javier Payeras
somos el cuchillo sangriento
bajo la pelota radiante
unos charlatanes condecorados
unos condones rotos
unos zapatos sucios
la eme amarilla
la danza del venado y el whisky
menos que un morfema
fonema punto
una araña
un minuto
la españa equivocada
el dolor en la cancha
el toillet del mundo
la uretra de américa
somos los escombros
somos la herencia
somos la posguerra
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Javier Payeras,
somos el cuchillo sangriento
09 abril 2012
Tan sólo somos las mujeres
Ana Maria Ardon
Tan sólo somos las mujeres;
Santas madres vírgenes
dulces comprensivas,
viscerales emocionales
brujas neuróticas histéricas
sensibileras ingenuas liberales
o putas.
Según el diccionario
de la Real Academia
de los Machos.
Pero, de humanidad
¿Qué saben los castrados?
Ana Maria Ardon
Tan sólo somos las mujeres;
Santas madres vírgenes
dulces comprensivas,
viscerales emocionales
brujas neuróticas histéricas
sensibileras ingenuas liberales
o putas.
Según el diccionario
de la Real Academia
de los Machos.
Pero, de humanidad
¿Qué saben los castrados?
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Ana Maria Ardon,
Tan solo somos las mujeres
08 abril 2012
Currículum
Mario Benedetti
El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente
usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica
usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros
usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío
entonces
usted muere.
Mario Benedetti
El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente
usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica
usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros
usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío
entonces
usted muere.
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Mario Benedetti
07 abril 2012
Alba
Federico García Lorca
Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborada
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada.
¡Qué haré yo sobre estos campos
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
En aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
Como una estrella apagada.
Federico García Lorca
Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborada
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada.
¡Qué haré yo sobre estos campos
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
En aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
Como una estrella apagada.
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Federico García Lorca
06 abril 2012
No pierda más quien ha tanto perdido,
bástate, amor, lo que ha por mí pasado;
válgame agora jamás haber probado
a defenderme de lo que has querido.
Tu templo y sus paredes he vestido
de mis mojadas ropas y adornado,
como acontece a quien ha ya escapado
libre de la tormenta en que se vido.
Yo había jurado nunca más meterme,
a poder mío y mi consentimiento,
en otro tal peligro, como vano.
Mas del que viene no podré valerme;
y en esto no voy contra el juramento;
que ni es como los otros ni en mi mano.
bástate, amor, lo que ha por mí pasado;
válgame agora jamás haber probado
a defenderme de lo que has querido.
Tu templo y sus paredes he vestido
de mis mojadas ropas y adornado,
como acontece a quien ha ya escapado
libre de la tormenta en que se vido.
Yo había jurado nunca más meterme,
a poder mío y mi consentimiento,
en otro tal peligro, como vano.
Mas del que viene no podré valerme;
y en esto no voy contra el juramento;
que ni es como los otros ni en mi mano.
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Garcilaso de la Vega,
soneto XII
05 abril 2012
Indolencia
Alfonsina Storni
A pesar de mí misma te amo; eres tan vano
como hermoso, y me dice, vigilante, el orgullo:
«¿Para esto elegías? Gusto bajo es el tuyo;
no te vendas a nada, ni a un perfil de romano»
Y me dicta el deseo, tenebroso y pagano,
de abrirte un ancho tajo por donde tu murmullo
vital fuera colado... Sólo muerto mi arrullo
más dulce te envolviera, buscando boca y mano.
?¿Salomé rediviva? ?Son más pobres mis gestos.
Ya para cosas trágicas malos tiempos son éstos.
Yo soy la que incompleta vive siempre su vida.
Pues no pierde su línea por una fiesta griega
y al acaso indeciso, ondulante, se pliega
con los ojos lejanos y el alma distraída
Alfonsina Storni
A pesar de mí misma te amo; eres tan vano
como hermoso, y me dice, vigilante, el orgullo:
«¿Para esto elegías? Gusto bajo es el tuyo;
no te vendas a nada, ni a un perfil de romano»
Y me dicta el deseo, tenebroso y pagano,
de abrirte un ancho tajo por donde tu murmullo
vital fuera colado... Sólo muerto mi arrullo
más dulce te envolviera, buscando boca y mano.
?¿Salomé rediviva? ?Son más pobres mis gestos.
Ya para cosas trágicas malos tiempos son éstos.
Yo soy la que incompleta vive siempre su vida.
Pues no pierde su línea por una fiesta griega
y al acaso indeciso, ondulante, se pliega
con los ojos lejanos y el alma distraída
04 abril 2012
Ausencia
Jorge Luis Borges
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Jorge Luis Borges
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
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Jorge Luis Borges
03 abril 2012
Aparición urbana
Oliverio Girondo
¿Surgió de bajo tierra?
¿Se desprendió del cielo?
Estaba entre los ruidos,
herido,
malherido,
inmóvil,
en silencio,
hincado ante la tarde,
ante lo inevitable,
las venas adheridas
al espanto,
al asfalto,
con sus crenchas caídas,
con sus ojos de santo,
todo, todo desnudo,
casi azul, de tan blanco.
Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un ángel.
Oliverio Girondo
¿Surgió de bajo tierra?
¿Se desprendió del cielo?
Estaba entre los ruidos,
herido,
malherido,
inmóvil,
en silencio,
hincado ante la tarde,
ante lo inevitable,
las venas adheridas
al espanto,
al asfalto,
con sus crenchas caídas,
con sus ojos de santo,
todo, todo desnudo,
casi azul, de tan blanco.
Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un ángel.
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Aparición Urbana,
Oliverio Girondo
02 abril 2012
FABRICA
Alvaro Yunque,
Monstruo rojo que ruge;
y por la chimenea de su nariz,
arroja un vaho sucio
y un negro hollín.
En medio de las casuchas
del arrabal;
su oblicuo lomo se yergue apenas,
agazapado está.
Aguarda. Hacia sus fauces
comienzan a afluir,
hipnotizadas víctimas, hombres y niños
del rojo monstruo diario festín.
Mas no se los devora,
que un vampiro es la fábrica: sólo les chupará
unas gotas de sangre;
y así todos los días, treinta años vivirán.
Y la majada,
la majada senil
de hombres tuberculosos y de anémicos niños;
todos los días, todos los días, va y viene. ¿Y?
Alvaro Yunque,
Monstruo rojo que ruge;
y por la chimenea de su nariz,
arroja un vaho sucio
y un negro hollín.
En medio de las casuchas
del arrabal;
su oblicuo lomo se yergue apenas,
agazapado está.
Aguarda. Hacia sus fauces
comienzan a afluir,
hipnotizadas víctimas, hombres y niños
del rojo monstruo diario festín.
Mas no se los devora,
que un vampiro es la fábrica: sólo les chupará
unas gotas de sangre;
y así todos los días, treinta años vivirán.
Y la majada,
la majada senil
de hombres tuberculosos y de anémicos niños;
todos los días, todos los días, va y viene. ¿Y?
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Alvaro Yunque,
fábrica
01 abril 2012
LA CALLE DEL AGUJERO EN LA MEDIA
Raúl Gonzalez Tuñon
YO CONOZCO una calle que hay en cualquier ciudad
y la mujer que amo con una boina azul.
Una calle que nadie conoce ni transita.
Yo conozco la música de un barracón de feria,
barquitos en botella y humo en el horizonte.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad.
Ni la noche tumbada sobre el ruido del bar
ni los labios sesgados sobre un viejo cantar
ni el affiche gastado del grotesco armazón
telaraña del mundo para mi corazón.
Ni las luces que siempre se van con otros hombres
de rodillas desnudas y de brazo tendidos.
Tenía unos pocos sueños iguales a los sueños
que acarician de noche a los niños queridos.
Tenía el resplandor de una felicidad
Y veía mi rostro fijado en las vidrieras
Y en un lugar del mundo era un hombre feliz.
¿Conoce usted paisajes pintados en los vidrios
y muñecas de trapo con alegres bonetes
y soldaditos juntos marchando en la mañana
y carros de verdura con colores alegres?
Yo conozco una calle de una ciudad cualquiera
y mi alma tan lejana y tan cerca de mí
y riendo de la muerte y de la suerte y
feliz como una rama de viento de primavera.
El ciego está cantando. Te digo, amo la guerra.
Esto es simple, querida, como el globo de luz
del hotel en que vives. Yo subo la escalera
y la música viene a mi lado, la música.
Los dos somos gitanos de una troupe vagabunda.
Alegres en lo alto de una calle cualquiera,
alegres las campanas con una nueva voz.
Tú crees todavía en la revolución
y por el agujero que coses en la media
sale el sol y se llena todo el cuarto de sol.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad,
una calle que nadie conoce ni transita.
Sólo yo voy por ella con mi dolor desnudo,
sólo con el recuerdo de una mujer querida.
Está en un puerto. ¿Un puerto? Yo he conocido un puerto.
Decir: Yo he conocido, es decir: Algo ha muerto.
Raúl Gonzalez Tuñon
YO CONOZCO una calle que hay en cualquier ciudad
y la mujer que amo con una boina azul.
Una calle que nadie conoce ni transita.
Yo conozco la música de un barracón de feria,
barquitos en botella y humo en el horizonte.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad.
Ni la noche tumbada sobre el ruido del bar
ni los labios sesgados sobre un viejo cantar
ni el affiche gastado del grotesco armazón
telaraña del mundo para mi corazón.
Ni las luces que siempre se van con otros hombres
de rodillas desnudas y de brazo tendidos.
Tenía unos pocos sueños iguales a los sueños
que acarician de noche a los niños queridos.
Tenía el resplandor de una felicidad
Y veía mi rostro fijado en las vidrieras
Y en un lugar del mundo era un hombre feliz.
¿Conoce usted paisajes pintados en los vidrios
y muñecas de trapo con alegres bonetes
y soldaditos juntos marchando en la mañana
y carros de verdura con colores alegres?
Yo conozco una calle de una ciudad cualquiera
y mi alma tan lejana y tan cerca de mí
y riendo de la muerte y de la suerte y
feliz como una rama de viento de primavera.
El ciego está cantando. Te digo, amo la guerra.
Esto es simple, querida, como el globo de luz
del hotel en que vives. Yo subo la escalera
y la música viene a mi lado, la música.
Los dos somos gitanos de una troupe vagabunda.
Alegres en lo alto de una calle cualquiera,
alegres las campanas con una nueva voz.
Tú crees todavía en la revolución
y por el agujero que coses en la media
sale el sol y se llena todo el cuarto de sol.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad,
una calle que nadie conoce ni transita.
Sólo yo voy por ella con mi dolor desnudo,
sólo con el recuerdo de una mujer querida.
Está en un puerto. ¿Un puerto? Yo he conocido un puerto.
Decir: Yo he conocido, es decir: Algo ha muerto.
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